La nebulosa de nuestra segunda vez

>> lunes, 24 de mayo de 2010

Estuve buscando en mis diarios de la secundaria algo que me hiciera recordar cuándo fue la segunda vez que te vi, o cuándo empezaste a gustarme, o algo... Pero no hay tanto como esperaba.

Mis recuerdos con vos no quedaron estampados en mi agenda plagada de stickers de chicles, cartelitos hechos por amigas o alusiones a las pruebas que tenía que rendir. Tampoco estabas escondido en mensajes subliminales ni en pequeños papelitos doblados con corazones.

De hecho, las anotaciones que tengo sobre vos carecen de romanticismo.

Los momentos que pasamos los tengo escritos en otro lado, en una de esas libretitas que no tengo que revisar para acordarme. Los recuerdos se pelean unos con otros por salir y se convierten en una masa casi indescriptible. Son casi como nuestra relación. Son confusos, porque hablan de que te quise pero mucho más de que te odié.

Sin embargo, a pesar de todos los impedimentos que el tiempo me puso, me acuerdo de cuando me invitaste a salir por primera vez.

Como yo ya me había cambiado al turno mañana, te solía ver a la tarde cuando iba a gimnasia y otra vez el destino había querido jugarnos una broma de mal gusto y te habían cambiado al curso que yo iba. Ahora eras compañero de mis ex compañeros.

Y evidentemente algo había pasado entre nosotros porque cada vez que iba a saludar a mis ex compañeros te buscaba con la mirada. O no dejaba de mirar para el curso cada vez que atravesaba el patio para ir a las canchas.

Una de esas veces que fui a gimnasia y que mis ex compañeros estaban en el patio, también estabas vos. Y casualmente me quedé….

Creo que tenían hora libre por eso estaban al lado del quiosco del patio de abajo. En total eran unos cinco, no recuerdo bien, pero si recuerdo que yo estaba sola.

Como siempre, fuiste fiel a tu alma de matón macho y desafiante y estuviste tirándome dardos para ver si yo podía contestarlos, y por supuesto, lo hice de la forma más agresiva posible. Y mientras divertíamos a los demás con nuestras tonteras y agresiones enmascaradas tuve la seguridad de que ibas a llamarme para salir.

Y así fue. Creo que me llamaste esa misma noche, o al día siguiente. Pero esa vez no fuiste ni agresivo ni matón. Y de esa llamada debe haber pasado exactamente hace 17 años, porque era mayo, y vos esa semana cumplías 18.

0 comentarios:

Publicar un comentario

  © Blogger template Simple n' Sweet by Ourblogtemplates.com 2009

Back to TOP